ace ya tiempo que Gerard Piqué se ha convertido en la cara visible de sus negocios deportivos -los inmobiliarios, que son ingentes, los lleva su padre, Joan, desde un segundo plano-. Y en esas aventuras siempre va acompañado de Clara Chía, su pareja, una mujer de la que sigue “profundamente enamorado”, según declaran a Vanitatis personas que lo conocen y lo tratan.
Los negocios van viento en popa -su club, el Andorra, ha ascendido de categoría este fin de semana- y su relación de pareja también, un mundo en el que sólo se puede poner un pero y es un pero algo grande: “Shakira es quien manda en su vida, ella determina sus agendas y, para ejercer su labor de padre, él se pliega a todo”.
Así están desde que Shakira se marchó a Estados Unidos, una situación inevitable y que Piqué entendió que sucedería al ceder con la marcha. “Podría haberse negado, poner oposición, pedirle al juez quedarse con su familia” aquí, pero prefirió que ella fuese la que estuviese con los pequeños aceptando que él también los vería menos tiempo.
Los abuelos
Los padres del exfutbolista, Montse y Joan, son parte de quienes más han sufrido por esta situación, según las citadas fuentes, y quienes al principio más se opusieron a que Gerard aceptara. “Le avisaron muchas veces de que era fatal para él, que dijera que no, los dos estaban muy afectados, sobre todo Montse, que adora a sus nietos y tenía una relación muy cercana con ellos”.