Un estudio dirigido por la Queensland University of Technology (QUT) en Australia, que analiza datos del rover Perseverance de la NASA, ha descubierto evidencia convincente de múltiples eventos de formación de minerales justo debajo de la superficie marciana; hallazgos que acercan a los científicos un paso más a responder la profunda pregunta de si existió alguna vez vida en Marte.
El equipo de investigación de QUT dirigido por Michael Jones , de la Instalación Central de Investigación Analítica y la Escuela de Química y Física , incluye al profesor asociado David Flannery , el profesor asociado Christoph Schrank , Brendan Orenstein y Peter Nemere , junto con investigadores de América del Norte y Europa. Los hallazgos se publican en la prestigiosa revista ‘Science Advances’.
«Los minerales de sulfato existen con diferentes cantidades de agua en la mayoría de las regiones de Marte y nos permiten comprender cómo se movía el agua alrededor del planeta, lo cual es clave para comprender su habitabilidad pasada», desarrolla el doctor Jones. Sin embargo, aún no se comprende del todo cómo ni cuándo se formaron estos minerales. Nuestro equipo encontró una manera de medir la estructura cristalina interna de estos minerales directamente en la roca, algo que se creía imposible en la superficie de Marte.
El equipo adaptó un nuevo método analítico llamado Mapeo de Difracción de Retrodispersión de Rayos X (XBDM) desarrollado por el doctor Jones y el profesor Schrank en el Sincrotrón Australiano al instrumento PIXL a bordo de Perseverance desarrollado por Abigail Allwood, ex alumna de QUT. Esto permitió al equipo determinar la orientación de las estructuras cristalinas, proporcionando esencialmente una huella digital de cómo y cuándo crecieron y cómo era el entorno en Marte en ese momento.
De esta forma, se descubrieron dos generaciones separadas de minerales de sulfato de calcio en Hogwallow Flats y Yori Pass en la formación Shenandoah, parte del abanico sedimentario del cráter Jezero: una se formó justo debajo de la superficie y la otra se formó más profundamente bajo tierra, al menos a 80 metros de profundidad.
«Este descubrimiento resalta la diversidad de entornos que existieron en la historia de la formación Shenandoah, lo que indica múltiples ventanas potenciales en las que la vida podría haber sido posible en Marte», puntualiza el doctor Jones.
Cabe reseñar que desde su aterrizaje en el cráter Jezero en febrero de 2021, el rover Perseverance ha estado explorando una amplia variedad de tipos de rocas marcianas, desde antiguos flujos de lava hasta capas sedimentarias dejadas por un lago y un delta de un río desaparecidos hace mucho tiempo. Uno de los objetivos principales de su misión es estudiar los entornos que podrían haber albergado vida microbiana y recolectar muestras que algún día podrían regresar a la Tierra.