El presidente de Rusia, Vladimir Putin, se ha reunido este miércoles en una base militar de la región de Kursk con el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas, Valeri Gerashimov, desde donde ha dado casi por derrotada la ofensiva militar lanzada por Ucrania el pasado mes de agosto y que hasta ahora le servía a Kiev como moneda de cambio en unas posibles negociaciones.
Ataviado con indumentaria militar en una imagen prácticamente inédita, Putin ha dado las gracias a todas las divisiones y brigadas que han participado en la contraofensiva en Kursk, donde han matado o herido a más de 67.000 militares ucranianos y han destruido cientos de vehículos blindados y carros de combate. Una vez repelida la ofensiva, el objetivo pasa por expulsar totalmente a las tropas ucranianas.
«Nuestra tarea en el futuro próximo, en el menor tiempo posible, es derrotar finalmente al enemigo, que se ha atrincherado en el territorio de la región de Kursk y todavía está llevando a cabo operaciones militares aquí, para liberar completamente el territorio de la región de Kursk y restablecer la situación a lo largo de la frontera estatal», ha destacado el presidente ruso durante su cita con Gerasimov, según ha precisado el Kremlin.
En este sentido, el presidente ruso ha puesto de manifiesto la necesidad de implementar una «zona de seguridad a lo largo de la frontera» de Rusia, y ha advertido de que para Moscú toda aquella persona que se opone a las leyes rusas, a las órdenes del Ejército y aquellos que cometan delitos son considerados como «terroristas».
Esto incluiría a los cerca de 430 militares ucranianos que, según ha detallado el general Gerasimov, se han rendido a Rusia ante la «inutilidad de seguir resistiendo» al continuo avance de las tropas rusas a lo largo de las últimas semanas.
Así, Putin ha destacado que, pese a todo, Rusia tratará a los prisioneros de guerra «con humanidad» y de acuerdo con las leyes del país; aunque ha precisado que, «los mercenarios extranjeros no están cubiertos por la Convención de Ginebra de 1949 relativa al debido trato a los prisioneros de guerra».
600 TROPAS AVANZARON 15 KILÓMETROS DENTRO DE UN GASODUCTO
Gerasimov, que en este punto ha entrado a detallar algunas de las operaciones militares más importantes, ha querido «destacar especialmente las acciones heroicas» de una unidad de asalto de voluntarios y de la unidad Ajmat, integrado por tropas chechenas, que, a través de la tubería de un gasoducto, logró sobrepasar la línea ucraniana y atacar desde la retaguardia.
«Los soldados de asalto de esta formación combinada, compuesta por más de 600 personas, utilizando el tubo del sistema de transporte de gas, recorrieron una distancia de unos 15 kilómetros en su interior y emergieron en lo profundo de las formaciones de combate del grupo de las Fuerzas Armadas ucranianas», ha relatado.
Así las cosas, Gerasimov ha concluido que las operaciones rusas han servido para liberar más de 1.100 kilómetros cuadrados, lo que representa más del 86 por ciento del territorio tomado por Ucrania durante su ofensiva de agosto. De acuerdo con el general del Ejército, Ucrania tenía el objetivo de asentar una avanzadilla en Kursk para usarla como «moneda de cambio» en futuras negociaciones.
«Además, los dirigentes ucranianos intentaron detener el avance de nuestros grupos de tropas y alejar nuestras tropas del Donbás (en el este de Ucrania). Los planes del enemigo fracasaron por completo», ha aseverado un Gerasimov que ha puesto en valor las operaciones militares, así como el desempeño de voluntarios y de la aviación rusa y la unidad de vehículos aéreos no tripulados.
Las Fuerzas Armadas de Ucrania lanzaron a comienzos del pasado mes de agosto una ofensiva contra la región de Kursk con el objetivo de contragolpear a Moscú en medio de la guerra iniciada por Putin en febrero de 2022. Kiev llegó a tener bajo control unos 1.200 kilómetros cuadrados y más de un centenar de localidades.
Rusia tuvo que desviar su atención del frente en territorio ucraniano para expulsar a las tropas enemigas que se habían alojado en sus tierras. Esto provocó que la guerra en Ucrania entrara en un periodo de estancamiento, con los frentes prácticamente invariables y sin negociaciones de paz a la vista.
Sin embargo, este último asunto cambió con el regreso de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos. El magnate había prometido que resolvería la guerra con apenas una llamada telefónica y aunque esto no ha terminado de suceder, sí es cierto que Ucrania ha aceptado una propuesta de alto el fuego temporal que ahora tiene que recibir ‘luz verde’ de Rusia.