Las autoridades de Rusia han acusado este miércoles de posibles crímenes de terrorismo a 130 militares ucranianos capturados por Moscú en el marco de la incursión terrestre lanzada por Kiev el pasado mes de agosto contra la provincia rusa de Kursk.
«Estando en el territorio de nuestro país, para intimidar a la población, causar importantes daños materiales y desestabilizar las actividades de los órganos gubernamentales, estos individuos abrieron fuego repetidamente para matar tanto a militares como a civiles rusos», ha indicado el Comité de Investigación ruso.
Los 130 militares ucranianos, capturados y posteriormente entregados a las autoridades investigadoras, entraron de forma ilegal por la frontera rusa con armas automáticas pequeñas y de gran calibre, así como con equipo militar.
En concreto, los acusados son sospechosos de haber cometido ataques terroristas en el territorio de la región de Kursk en virtud del artículo 205 del Código Penal de Rusia, según ha recogido la agencia de noticias estatal TASS.
Ucrania inició a comienzos de agosto una ofensiva a gran escala contra la provincia de Kursk, llegando a tomar bajo control más de un centenar de localidades en una operación que desde Kiev aseguraron en todo momento que tan solo tenía el objetivo de crear una «zona de amortiguamiento» para retrasar el origen de los ataques rusos.
Las Fuerzas Armadas de Rusia rápidamente fueron desplegadas en la zona y tras varios meses han logrado recuperar posiciones, aunque todavía hay presencia ucraniana en la región. Moscú cifra en más de 25.000 los militares ucranianos que han fallecido o resultado heridos en este frente, a la par que decenas de tanques han sido destruidos.