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Sudáfrica celebra unas elecciones en las que el ANC afronta su mayor desafío tras 30 años en el poder

Por Redacción

La población de Sudáfrica está llamada este miércoles a las urnas para unas elecciones generales que se perfilan como clave para el futuro del país africano y con el gubernamental Congreso Nacional Africano (ANC) haciendo frente a la posibilidad de perder su mayoría parlamentaria por primera vez desde su llegada al poder en 1994 de la mano de Nelson Mandela.

Las legislativas, las séptimas que se celebran en el país desde el fin del Apartheid hace tres décadas, llegan marcadas por el creciente malestar popular con la formación gubernamental, encabezada por el actual presidente, Cyril Ramaphosa, ante la crisis económica, la elevada tasa de desempleo y los casos de corrupción.

Alrededor de 27,8 millones de personas están llamadas a las urnas, la cifra más alta hasta la fecha, en un momento en el que algunos sondeos apuntan a que el ANC podría quedar por debajo del 50 por ciento de los apoyos por primera vez, lo que forzaría a la formación a buscar un gobierno de coalición que permita a Ramaphosa seguir en el cargo durante un segundo mandato.

De hecho, el último sondeo llevado a cabo por Ipsos, que data el 27 de abril, da al ANC un 40,2 por ciento de las papeletas, muy por debajo del 57,5 de los apoyos obtenidos en las elecciones de 2019 y reflejo de una tendencia descendente en las últimas encuestas, que en octubre de 2023 daban al partido un 43 por ciento de los apoyos.

El sondeo da cerca de un 22 por ciento de los votos a la Alianza Democrática (DA), mientras que en tercer lugar figura Luchadores por la Libertad Económica (EFF), que ha visto reducidos sus apoyos tras el surgimiento de uMkhonto we Sizwe (MK), que en diciembre de 2023 recibió un fuerte espaldarazo a través del apoyo del expresidente Jacob Zuma.

La caída del ANC –partido que jugó un papel clave en el fin del Apartheid impuesto por la minoría blanca– es un reflejo del aumento de malestar popular por la incapacidad de las autoridades para garantizar los servicios básicos, ejemplo de lo cual han sido los cada vez mayores cortes del suministro eléctrico en distintos puntos del país.

A ello se suma que numerosas localidades hacen frente a problemas a la hora de garantizar el suministro de agua potable o de dar un tratamiento adecuado a los residuos, situación a la que se achaca el brote de cólera registrado en agosto de 2023 en los alrededores de la capital, Pretoria, según International Crisis Group, que recuerda además los problemas del sistema de transportes, que han elevado los costes para la población sudafricana.

El ‘think tank’ apunta entre otros motivos de este creciente malestar la ausencia de viviendas a un precio asequible, el aumento del paro –que afecta a cerca de un tercio de la población en edad laboral– y el aumento de las tasas de criminalidad, que sitúa al país en el séptimo lugar en cuanto a percepción sobre la penetración del crimen organizado en la sociedad, según la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional.

CRÍTICAS AL ANC Y FRAGMENTACIÓN EN LA OPOSICIÓN

El ANC ha ganado las seis legislativas celebradas hasta la fecha, por lo que en esta ocasión hace frente al principal desafío a su poderío y, si bien todos los sondeos apuntan a que se hará con la victoria, en caso de que caiga por debajo del 50 por ciento de los apoyos se vería forzado a buscar apoyos para mantenerse en el poder.

Ramaphosa, quien sucedió en 2018 a Zuma tras su salida del poder a raíz de varios escándalos de corrupción, ha sido cada vez más criticado por su aparente incapacidad para materializar sus promesas, incluida la de «un nuevo amanecer» para el país, incluida la peor valoración este año en el Índice de Percepción de la Corrupción por parte de Transparencia Internacional.

Los sudafricanos no eligen a su presidente de forma directa, ya que esa es una tarea en manos del Parlamento, por lo que si el ANC –que se presenta bajo el lema Siyanqoba (Estamos conquistando, en zulú)– no logra una mayoría absoluta la permanencia de Ramaphosa podría verse comprometida, para lo cual el mandatario cuenta con beneficiarse de la fragmentación en la oposición.

Así, la DA, fundada en el año 2000 a raíz del partido Democrática, históricamente vinculado a la minoría blanca opuesta al Apartheid, se ha visto sacudida por la salida en 2019 de dos de sus principales líderes negros –Mmusi Maimane y Herman Mashaba–, quienes han conformado sendos partidos que podrían arrebatar votos a la formación.

La DA –liderada por John Steenhuisen– sigue haciendo frente a la percepción de que impulsa políticas que benefician a la comunidad blanca del país, lo que daña sus aspiraciones, y, a pesar de sus críticas al Gobierno, algunos analistas no descartan que el ANC contacte con el partido para unas posibles conversaciones de coalición si pierde la mayoría.

Por su parte, EFF, con raíces comunistas y nacionalistas, se ha visto igualmente afectado por el sufrimiento de MK, que amenaza con recabar apoyos en su semillero de votantes. El partido, fundado en 2013 por Julius Malema, mantuvo una línea muy crítica con Zuma y llegó a impulsar en 2018 una moción para enmendar la Constitución y permitir la expropiación de propiedades arrebatadas a agricultores negros durante el Apartheid.

MK, así como el Partido de Libertad Inkatha (IFP), han tenido un impacto sobre la base de apoyos de EFF, pero también sobre la de la ANC, especialmente a raíz del apoyo al primer partido por parte de Zuma, quien no puede concurrir a las elecciones tras haber sido condenado en 2021 a pena de cárcel por desacato en el marco de un caso de corrupción abierto contra él, una sentencia que desencadenó una oleada de protestas que se saldaron con más de 350 muertos.

uMKhonto weSizwe (Lanza de la Nación) –que asume su nombre de la disuelta ala paramilitar del ANC, fundada por Mandela– se ha visto sumido en una serie de demandas contra el partido por parte del partido gubernamental por el uso del nombre y el logo de dicha organización. Los tribunales han permitido que concurra a las urnas, si bien no bajo el liderazgo de Zuma.

PLAZOS LEGALES

La Comisión Electoral Independiente (IEC) ha anunciado que los resultados definitivos serán anunciados el 2 de junio, si bien las proyecciones de voto que surjan en los días posteriores a las elecciones podrían empezar a perfilar el posicionamiento de los partidos de cara a la composición del Gobierno y la elección del nuevo presidente.

Según el calendario oficial, el Parlamento debe celebrar su primera sesión en un plazo máximo de catorce días desde la publicación de los resultados, lo que fijaría el límite en la jornada del 17 de junio, cuando los diputados jurarían sus cargos de cara a elegir al nuevo presidente de entre los 400 miembros del organismo.

Los partidos reciben escaños en proporción al porcentaje de votos obtenido, tras lo que arranca el proceso de votación del nuevo presidente. Para ello hay un periodo de 30 días y, en caso de que en este plazo no haya un acuerdo, el Parlamento debe ser disuelto para la convocatoria de elecciones anticipadas.

Por contra, si alguno de los candidatos consigue los apoyos suficientes como para ser presidente, queda encargado de formar un nuevo Gobierno integrado por parlamentarios de los partidos vencedores o que formen parte de la coalición de gobierno, para lo cual no hay límite de tiempo, un extremo que derivaría de la aritmética política surgida de las urnas.

El último ejemplo de gobierno de unidad surgió tras las citadas elecciones de 1994, cuando Mandela invitó a otros grandes partidos a ser parte del Ejecutivo como muestra de unidad tras el fin del Apartheid y en un intento de estrechar las diferencias en un momento en el que el país daba inicio a su etapa democrática.

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