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Un tribunal de EEUU condena a 40 años de prisión a un exagente de la CIA por la mayor filtración de su historia

Por Redacción

Un tribunal de Nueva York ha condenado este jueves al exagente Joshua Adam Schulte de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense, la CIA, a 40 años de prisión por cargos de espionaje, piratería informática, desacato al juzgado, declaraciones falsas al FBI y por pornografía infantil en un caso que comenzó tras la mayor filtración de información clasificada en la historia de la agencia y que fue recogida por WikiLeaks.

«Joshua Schulte traicionó a su país cometiendo algunos de los delitos de espionaje más descarados y atroces de la historia de Estados Unidos. Causó un daño incalculable a nuestra seguridad nacional en su búsqueda de venganza contra la CIA por su respuesta a las infracciones de seguridad cometidas por Schulte mientras trabajaba allí. Cuando el FBI lo atrapó, Schulte se redobló sus esfuerzos e intentó causar aún más daño a esta nación librando lo que él describió como una ‘guerra de información’ de publicar informaciones de alto secreto desde de las rejas», ha declarado el fiscal federal del distrito sur de Nueva York, Damian Williams, según un comunicado del Departamento de Justicia.

Además, ha asegurado que, mientras filtraba documentos, Schulte se dedicaba a recopilar «miles y miles de vídeos e imágenes de niños sometidos a abusos repugnantes para su propia satisfacción personal», por lo que le ha tachado de «monstruo».

«El extraordinario trabajo de investigación del FBI y de los fiscales de esta oficina desenmascaró a Schulte como el traidor y depredador que es y se aseguró de que pasara 40 años entre rejas, donde debe estar», ha añadido el fiscal.

Schulte trabajaba como desarrollador de software en el Centro de Inteligencia Cibernética (CCI), dedicado a operaciones cibernéticas ofensivas tales como espionaje contra organizaciones terroristas o gobiernos extranjeros. Tras ser trasladado por una serie de disputas personales internas, Schulte «abusó de sus poderes» y se concedió privilegios de administrador de los servidores que le permitieron acceder a los archivos de la CIA a pesar de haber sido descubierto.

Tras ello, el condenado comenzó a transmitir estos archivos a WikiLeaks en condición de anonimato a través del sistema operativo Tails y el navegador Tor; tras acabar las filtraciones, acabó borrando y reformateando los discos duros internos de su ordenador personal.

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