La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado este martes en el foro económico de Davos (Suiza), un plan de inversiones en industrias «limpias» que contrarreste el impacto que ha tenido la ley de subsidios verdes estadounidense en la economía comunitaria así como una legislación para un tejido de «cero emisiones» con objetivos «claros» a partir de 2030.
Según ha explicado Von der Leyen, el Plan Industrial del Pacto Verde, como lo denomina Bruselas, pretende abarcar el entorno normativo, la financiación, las cualificación de los trabajadores y el comercio internacional y se centrará en agilizar permisos para facilitar la inversión en los sectores cruciales a lo largo de toda la cadena de suministro a fin de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas, lo que incluye la energía eólica, las bombas de calor, la energía solar, el hidrógeno limpio y el almacenamiento.
Para tal fin, la presidenta ha avanzado que el Ejecutivo comunitario presentará una nueva Ley de Industria Cero Neto, similar al proyecto legislativo sobre chips, que fijará objetivos «claros» para la tecnología limpia europea a partir de 2030.
Además, Von der Leyen ha propuesto crear un Club de Materias Primas Críticas que trabaje con socios de ideas afines — desde Estados Unidos hasta Ucrania– para reforzar colectivamente las cadenas de suministro, diversificar los proveedores y reducir la dependencia de la UE en China, que asciende a un 98%, para la fabricación de tecnologías clave como la generación de energía eólica, el almacenamiento de hidrógeno o las baterías.
Otro de los objetivos del plan es adaptar temporalmente las normas europeas sobre ayudas estatales para «agilizarlas y simplificarlas», por ejemplo, con modelos sencillos de desgravación fiscal y ayudas específicas para instalaciones de producción de tecnologías limpias que ayuden a contrarrestar los riesgos de deslocalización derivados de subvenciones extranjeras como el plan estadounidense de inversión en tecnologías limpias por valor de 369.000 millones de dólares.
No obstante, Von der Leyen ha subrayado que las ayudas estatales serán «una solución limitada que sólo unos pocos Estados miembros podrán utilizar», por lo que ha insistido en que, a medio plazo, la solución para contrarrestar el impacto de las subvenciones estadounidenses en la economía europea pasará por la creación de un fondo soberano que evite también la «fragmentación» del mercado.
COMERCIO INTERNACIONAL Y DISTORSIONES
La presidenta de la Comisión ha incidido, además, en la necesidad de la UE aprovechar los acuerdos comerciales y de esforzarse por resolver sus diferencias con potencias como Canadá o Reino Unido, al tiempo que trabaja para concluir acuerdos con México, Chile, Nueva Zelanda y Australia, y para avanzar con India e Indonesia.
De igual modo, ha animado a reanudar las conversaciones sobre el acuerdo con Mercosur –en punto muerto por las diferencias entre los propios 27 y las dudas respecto al compromiso climático de Brasil– ya que el comercio internacional es «clave» para ayudar a nuestra industria a reducir costes, crear empleo y desarrollar nuevos productos.
«Pero cuando el comercio no es justo, debemos responder con más firmeza», ha objetado Von der Leyen, en referencia a países como China, que ha animado abiertamente a las empresas que consumen mucha energía a deslocalizar toda o parte de su producción. «Lo hacen con la promesa de energía barata, bajos costes laborales y un entorno normativo más permisivo, al tiempo China subvenciona fuertemente su industria y restringe el acceso de las empresas de la UE a su mercado», ha criticado.
Sin embargo, consciente de la necesidad de trabajar y comerciar con China, ha instado a la UE centrarse en «reducir el riesgo» y en utilizar todas sus herramientas para hacer frente a las prácticas desleales, incluido el nuevo reglamento sobre subvenciones extranjeras. «No dudaremos en abrir investigaciones si consideramos que nuestra contratación u otros mercados están siendo distorsionados por tales subvenciones», ha advertido.
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