La base de Ain al Assad, situada en el oeste de Irak y utilizada por la coalición internacional que encabeza Estados Unidos, ha sido objetivo este lunes de un nuevo ataque con cohetes, que ha dejado varios heridos, incluidos estadounidenses, y que por el momento no ha sido reclamado por ningún grupo.
«Los primeros indicios son que varios miembros del personal estadounidense han resultado heridos. El personal de la base está realizando una evaluación de los daños posteriores al ataque», ha indicado un portavoz del Pentágono en declaraciones remitidas a Europa Press.
Al menos dos cohetes han sido lanzados sobre las 21.00 horas (hora local) desde la zona industrial de Al Haqlaniya, en el distrito de Haditha, si bien habrían caído fuera de la base, según fuentes locales consultadas por la televisión kurdo-iraquí Rudaw. La Policía ha localizado posteriormente un vehículo abandonado que sería el utilizado para el lanzamiento.
Después, el Departamento de Defensa ha culpado a una milicia proiraní del ataque, señalando que se trata de una «escalada peligrosa» y que «demuestra el papel desestabilizador de Irán en la región», según se desprende de un comunicado que recoge una llamada del secretario estadounidense, Lloyd Austin, con su homólogo israelí, Yoav Gallant.
Austin, tal y como ha indicado su portavoz, Patrick Ryder, ha reiterado el compromiso «inquebrantable» de Washington con la «seguridad de Israel frente a las amenazas» de Irán, el partido-milicia chií libanés Hezbolá y «otros grupos de milicias proiraníes». También ha proporcionado una actualización sobre las medidas «para fortalecer la postura militar estadounidense en la región a la luz de esta escalada de la situación».
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la vicepresidenta, Kamala Harris, se han reunido con su equipo de Seguridad Nacional en la ‘Situation Room’ –sala de crisis– de la Casa Blanca para hablar sobre las actuales tensiones en Oriente Próximo ante un inminente ataque de Irán contra Israel en represalia por la muerte del líder político del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), tras un ataque en Teherán atribuido a las autoridades israelíes.
«La sesión informativa se centró en las amenazas que plantea Irán y sus representantes a Israel y a los militares estadounidenses en la región. (Ambos) han sido informados sobre el ataque a la base aérea en Irak. Hablaron de las medidas que tomarán para defender a nuestras fuerzas y responder a cualquier ataque contra nuestro personal en la manera y lugar que elijamos», ha informado la Casa Blanca.
La semana pasada las fuerzas estadounidenses informaron de un ataque «defensivo» contra objetivos de la milicia chií proiraní Fuerzas de Movilización Popular (FMP) en la gobernación de Babilonia, al sur de la capital de Irak, Bagdad, concretamente «contra combatientes que intentaban lanzar sistemas aéreos no tripulados de ataque unidireccional». En el ataque, al menos cuatro personas murieron y tres resultaron heridas.
Este bombardeo, en un momento de máxima tensión en la región por el reciente ataque de Israel contra un alto comandante del partido-milicia chií libanés Hezbolá en Beirut, fue el primero de Estados Unidos en Irak desde febrero, cuando atacó decenas de objetivos vinculados a las milicias proiraníes en Irak y Siria. Entonces, la milicia Resistencia Islámica de Irak, que mató a tres militares estadounidenses en Jordania, anunció el cese de sus acciones contra las fuerzas estadounidenses, y el Gobierno de Irak pidió la expulsión de la tropas de Estados Unidos.